Unción de los enfermos

Unción de los enfermos

Convocó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos… Ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. (Marcos 6:7, 13)

El Sacramento de la Unción de los Enfermos da fuerza y apoyo y puede administrarse a cualquier persona que esté luchando con una enfermedad.

¿Quién puede recibir?

En la Iglesia Católica, la Extremaunción o Últimos Ritos es la unción en el momento de la muerte. Desde el Concilio Vaticano II, este sacramento se llama ahora Unción de los Enfermos y se ha ampliado para ofrecer sanación y consuelo en momentos de enfermedad que pueden no llevar a una muerte inmediata. Hablando sobre una implementación más amplia de este sacramento, el Papa Pablo VI abogó por “una disponibilidad más amplia del sacramento y por extenderlo, dentro de límites razonables, incluso más allá de los casos de enfermedad mortal”. A diferencia de la concepción tradicional de los últimos sacramentos, el sacramento de la Unción de los enfermos, idealmente, se debe administrar en una celebración comunitaria. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que cuando se unge a los enfermos, deben ser “ayudados por su pastor y por toda la comunidad eclesial, que está invitada a rodear a los enfermos de un modo especial con sus oraciones y su atención fraterna” (1516). “Como todos los sacramentos, la Unción de los enfermos es una celebración litúrgica y comunitaria… Es muy apropiado celebrarla dentro de la Eucaristía” (1517).

Sanación espiritual

La curación que se produce en este sacramento de la unción no es necesariamente una curación física. Aunque creemos que la curación física puede ocurrir mediante el gran poder de Dios, la gracia que se infunde mediante este sacramento especial es el recordatorio de la presencia eterna de Dios en nuestro sufrimiento humano. Cuando el sacerdote bendice el óleo de la unción, pide a Dios que "envíe el poder de tu Espíritu Santo, el Consolador, a este óleo precioso. Haz que este óleo sea un remedio para todos los ungidos con él; cúralos en el cuerpo, en el alma y en el espíritu, y líbralos de toda aflicción" (Pastoral de los enfermos, #123). "La celebración de la Unción de los enfermos consiste esencialmente en la unción de la frente y de las manos de la persona enferma (en el rito romano) o de otras partes del cuerpo (en el rito oriental), la unción va acompañada de la oración litúrgica del celebrante pidiendo la gracia especial de este sacramento" (CIC 1531).
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